Esta entrada puede considerarse la continuación del reciente post “Litografías de México en el siglo XIX” ENLACE .
Claude Joseph Désiré Charnay nació en1828 en Ródano, Francia, en una familia con amplios recursos económicos, lo que le permitió estudiar literatura y realizar viajes a Inglaterra y Alemania, en 1850 al finalizar sus estudios marcha a Estados Unidos donde se dedica a impartir clases de francés.
Durante su estancia en el país conoce las obras del estadounidense John Lloyd Stephens y el inglés Frederick Catherwood, quienes en la década de los cuarenta publicaron dos textos ilustrados sobre sus investigaciones en la zona maya, impulsado por el deseo de conocer y fotografiar estos lugares, Charnay regresa a Francia para adquirir los conocimientos técnicos y conseguir recursos materiales.
Con el apoyo del Ministerio de Instrucción francés y en misión oficial de exploración artística llega a Veracruz a finales del año 1857.
Se instaló en la ciudad de México por varios meses mientras llevó a cabo los preparativos pertinentes para la expedición al interior del territorio. Durante esta estancia recorrió la ciudad y sus alrededores fotografiando las construcciones más sobresalientes, lo que le daría material para que Julio Michaud le editara un primer álbum en 1860: el Álbum fotográfico mexicano.
Posteriormente, alrededor de 1858, comienza su travesía por el interior del país. Parte de la ciudad de México a Tehuacán, Oaxaca, Mitla, El Tule, Orizaba, Minatitlán, Sisal, Izamal, Uxmal, Chichén-Itzá, Dzitas, Mérida, Ticul, Campeche, Ciudad del Carmen, Palenque, Túmbala, Yajalón, Tenejapa, San Cristóbal, Tuxtla, Tehuantepec, Mitla, Oaxaca, ciudad de México, el Popocatépetl y Veracruz, travesía que duró alrededor de dos años.
Dicho recorrido fue accidentado, no sólo por la situación política que se vivía a raíz de la guerra de Reforma, sino por la dificultad que se presentaba para acceder a los monumentos arqueológicos. De ahí que realizara el viaje en por lo menos dos etapas: de 1858 a 1859, cuando viaja de la ciudad de México a Yucatán; y de 1859 a 1860, cuando hace un viaje hacia Estados Unidos, para posteriormente regresar en ese mismo año y de ahí continuar su viaje hacia el suroeste.
Madagascar, Chile, Uruguay, Argentina, Java y Australia son lugares que recorrió con su lente. Varias de estas fotografías aún se conservan en Francia y los textos correspondientes a sus expediciones fueron publicados en forma de artículos, principalmente en Le Tour du Monde. Algunos de estos viajes, principalmente los realizados en África y en Asia, tenían un contenido antropológico, por lo que se encuentran fotografías de tipos raciales, temática que también desarrollaría en sus posteriores viajes a México.
En 1880 regresa de nuevo a México, con el patrocinio de la comisión científica de París, en una expedición franco-americana.
En 1881 siguió su recorrido por Teotihuacán, Ozumba, Tula, Comalcalco y Palenque; sin embargo, volvió a Francia porque cayó enfermo y requería de reposo. Ese mismo año regresó a México y continuó su recorrido: Tula, Teotihuacán, Mérida, Aké, Chichén-Itzá, Izamal, Kabah, Uxmal, Yaxchilán, Mitla y la ciudad de México. Incluso llegó a lugares más lejanos como Copán y Tikal. Fue también durante esta expedición que navega el Usumacinta y llega a Yaxchilan, que en ese momento nuestro autor bautiza como ciudad Lorillard en honor a su mecenas. Regresó a Francia donde expuso la gran cantidad de piezas, moldes y fotografías producto de ese viaje.
En 1885 publicó en francés la obra Les Anciennes Villes du nouveau monde. Voyages d'explorations au Mexique et dans l'Amerique centrale, la cual es una recopilación de sus viajes hasta ese momento por México y los realizados en América del Sur. En 1886 volvió a México y esta vez sólo recorrió la zona maya: Mérida, Uxmal, Labná, Tecax, Izamal, Ek-balam y Jaina, para regresar a Francia. Sus experiencias son narradas en un libro, Ma dernier voyage, publicado en México con el nombre de Viaje a Yucatán, en 1888.Murió de neumonía en la ciudad de París el 24 de octubre de 1915.
Las notas anteriores han sido tomadas del articulo de Julieta I. Martínez en la web Fotografos y editores franceses en Mexico ENLACE
Es de su obra “Les Anciennes Villes du Nouveau Monde: Voyages d’Explorations au Mexique et dans l’Amérique Centrale; Ouvrage Contenant 214 Gravures et 19 Cartes ou Plans. [Ancient Cities of the New World], Paris: Librarie Hachette et cie, 1885” (Las antiguas ciudades del Nuevo Mundo: Viajes y exploraciones en México y en América Central, obra que contiene 214 grabados y 19 planos), de la que vamos a ver algunas de sus laminas, comentándoles que la parte descriptiva y los grabados correspondientes al actual México van desde la pagina 1 a la 390, continuando posteriormente con Guatemala y América Central en general.
Los dibujos correspondientes a las laminas fueron ejecutados por diferentes artistas de la época entre ellos: Barclay, D. Lancelot, Riou, P. Sellien y otros. En la página de contraportada del libro tienen una relación completa de estos artistas. Para quien lea francés las descripciones de lugares, costumbres y hechos históricos son muy interesantes, por ejemplo hablando de la ciudad de México dice:
“Capitulo X pag. 13
…La fisonomía de México ha cambiado todavía más que la de Veracruz, la plaza principal, antes desnuda y mal pavimentada, ha sido convertida en un bello jardín plantado de eucaliptos, que en doce años se han desarrollado extraordinariamente. Algunos alcanzan dos metros de diámetro y se elevan a más de cien pies. A la sombra de estos grandes árboles se despliegan bellos parterres siempre floridos, entremezclados de césped siempre verdes, y en medio un pabellón, el Sokalo, rodeado de un paseo asfaltado, que se llena de músicos, que cada tarde, y el domingo desde las once de la mañana al mediodía dan bonitos conciertos a los que se rinden la sociedad escogida de la ciudad.
Bellas casas de un estilo moderno se levantan aquí y allá, nuevos barrios ocupan hoy el lugar de los conventos demolidos; encantadoras plazas ajardinadas sorprenden al paseante en los rincones de las calles, y el Paso Nuevo, el magnífico paseo que ha construido Maximiliano y que debe prolongarse un dia hasta Chapultepec, hará honor a las más nobles capitales del mundo….”
Para ver el titulo de la lámina pase el cursor sobre la misma, para ampliar (recomendado), pulse sobre la misma.
Respecto al Sagrario de la Catedral comenta en el Capitulo X pag. 18:
….El Sagrario es una inmensa capilla, dependiente de la Catedral, donde se realizan los matrimonios, los funerales y los bautismos; el Santo Sacramento esta allí permanentemente expuesto a la veneración de los fieles. Es imposible no pararse ante la puerta del Sagrario, y aunque el conjunto sea de bastante mal gusto, es de admirar el lujo inaudito de las esculturas y la ornamentación. Era del Sagrario de donde antaño se llevaba el viatico para santificar el fin de los ricos y poderosos, salía de la iglesia rodeado de pompa, bien en una carroza dorada o transportado bajo un palio magnifico, precedido y seguido de un cortejo de sacerdotes y anunciado a los peatones por una campanilla resonante. A su paso el movimiento de la ciudad quedaba suspendido, y todos hiciese el tiempo que fuera se arrodillaban humildemente en el polvo, se debía unirse a la procesión para acompañar a Dios hasta la residencia del agonizante; el mismo Virrey no estaba exento de esta formalidad, y las crónicas nos indican que muchas veces se vio obligado a formar parte de la comitiva a la cabeza de la procesión……
En relación al Claustro del convento de la Merced hace el siguiente comentario Capitulo X pag. 22:
El convento de la Merced no es más que un inmenso edificio donde nada, ni la iglesia ni la fachada pueden llamar la atención del paseante, pero su claustro es el más admirable de México. De blancas columnas con arcos dentados formando inmensas galerías rodeando un patio embaldosado, en el cual una fuente muy modesta ornamenta su centro. Estas columnas ligeras y los dentados finamente tallados recuerdan al estilo granadino, que se desarrolla con tanto esplendor en el patio de la Alhambra.
Situado en el centro de un suburbio de los más populosos, el claustro, por su soledad y su silencio, forma un contraste chocante con el tumulto y la agitación de los alrededores. Nada puede compararse a la tristeza que reina en sus muros. De tiempo en tiempo un aguador viene a llenar en la fuente sus cantaros y sus “chochocoles” (potes que le sirven para transportar el agua). La túnica blanca de los religiosos que animaban antiguamente las galerías desiertas ha desaparecido para siempre, y los vastos corredores no dan acceso más que a celdas vacías.
En las murallas de las galerías están colgados números cuadros con personajes de tamaño natural, representando escenas religiosas, los mártires de la orden y los santos que le han dado celebridad. Todas estas fisonomías mudas, en el éxtasis de la oración o del dolor, no ofrecen a los ojos más que poses violentas y cuadros de horrores. Las escenas representan dislocaciones, hogueras, y suplicios de todo género. Entre estos personajes, los unos elevan al cielo su cabeza cortada inundada de sangre, otro tienden sus muñones sangrantes o sus miembros calcinados. Jamás los sacerdotes de Quetzalcoatl y los salvajes adoradores de las divinidades aztecas sancionaron el sufrimiento hasta este punto y no se libraron en sus estúpidos furores a tan abominables prácticas.
El convento de la Merced poseía una biblioteca en la cual el aficionado a los libros podía descubrir muchos tesoros; el coro de la iglesia, compuesto de una centena de asientos de roble tallado, puede rivalizar con el de San Agustino uno de los más bellos que yo conozco. El gobierno ha hecho de esta última iglesia una maravillosa biblioteca, que una vez acabada será uno de los ornamentos de la ciudad.
En general he recortado el sobrante de las láminas, corregido contraste y enmarcado en blanco.
Las imágenes las he obtenido a través de The Library of Congress -Rare books special collections Divisions en este ENLACE también pueden descargar el libro completo desde aquí PDF (245.79 MB), en dicho caso paciencia porque como ven son muchos megas.
Saludos.
Un talento increible para el dibujo, me he quedado maravillada al ver las láminas. Y de paso pienso qué fantástica vida tuvo, viajando, explorando y dibujando...
ResponderEliminarGracias una vez más, César, por todo lo que encuentras.
Bego
Hola Bego, realmente un gran talento como dices, lo curioso es que según su biografia la expedicion fue con la intencion de realizar un reportaje fotografico ??, aunque como ves las laminas que acompañan al texto son grabados y no fotografias, probablemente exista un album de las fotografias especificas tomadas en esos viajes de Charnay.
ResponderEliminarSaludos.
Efectivamente, Charnay realizó fotografías durante sus viajes, los grabados que vemos en esta en esta obra fueron hechos, como lo menciona el posteador, por varios otros dibujantes a partir de fotografías realizadas por Charnay. Las fotografías utilizadas para Les anciennes villes no existen editadas a manera de álbum, probablemente se encuentren los negativos en el musée de Qui Branly en Francia
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAh, también olvidaba comentar que no todos los grabados que se encuentran en Les Anciennes Villes son a partir de fotografías de Charnay, sino que algunas probablemente fueron incluidas por los editores para ilustrar el texto escrito por Charnay.
ResponderEliminarUna felicitación por incluir este tipo de temas y por darnos los enlaces a las páginas. Muy buen trabajo de difusión.
Saludos
Hola pulis, muchas gracias por las precisiones a la entrada sobre Charnay.
ResponderEliminarSaludos.
Hola!
ResponderEliminarSe agradece enormemente ver tan buen contenido + gráficos + enlaces. Va un peldaño más arriba que muchos sitios echos con finalidad educativa.
Gracias Bruguerias, se hace lo mejor posible. Saludos.
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